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ADAGIO CUÁNTICO 2:
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ADAGIO CUÁNTICO 2:LA FÍSICA CUÁNTICA Y LO QUE PARECE SER, PERO QUE NO ES
por Carlos G. Hernández R.
(a) Elmor Zillón Blanco
El escribidor que vino de la oscuridad
La Física Cuántica, o Mecánica
Cuántica, estudia el comportamiento de la materia cuando las dimensiones de
ésta son tan pequeñas que empiezan a notarse extraños efectos como la
imposibilidad de conocer con exactitud la posición de una partícula y su velocidad, sin afectar a la propia partícula.
Los principios básicos de la Física
Cuántica son fundamentalmente dos: El primero es que las partículas
intercambian energía en múltiplos enteros de una cantidad muy pequeña de
energía, que recibe el nombre de quantum. El segundo principio es que la
posición teórica de una partícula subatómica está definida por una función
probabilística, es decir que aquella no es una certeza, sino más bien, una
posibilidad.
La Mecánica Cuántica surgió en
la primera mitad del siglo XX en respuesta a algunos problemas que no podían
ser resueltos por los principios de la Física Clásica, que comenzaba a perder
credibilidad. No es casual que la Mecánica Cuántica se haya desarrollado de
forma más o menos paralela a la teoría de la relatividad, que también enfrenta algunos de los principios fundamentales
de la Física Clásica.
Hasta el siglo XX se creía que
la energía era emitida, propagada y absorbida de forma continua e infinita. Fue
Max Planck quien por primera vez planteó que la energía radiada de un cuerpo
negro no era continua sino discreta. Es decir que la energía se propaga y absorbe
en cantidades mínimas, o cuantos de energía, de allí el nombre de quantum. También
se le conoce como “paquete de energía”. Este descubrimiento ocurrió en forma
conjunta a uno de los hallazgos más importantes de las ciencias Físicas: la
dualidad onda-partícula, que demostró que la luz y la materia pueden poseer
propiedades de partícula tanto como propiedades ondulatorias. Los
descubrimientos físicos han llevado a la paradoja de que la materia no está
formada por nada material. Todos los componentes iniciales que conforman la
materia son ondas inasibles de energía, no localizadas exactamente en ninguna
parte y que funcionan más parecidas a ondas probabilísticas o a estados de
información. Nada sólido.
Dentro de las leyes del universo
cuántico, las leyes que rigen los componentes de las partículas más pequeñas de
la materia, que como ya hemos dicho, son componentes paradójicamente no
materiales, son distintas a las leyes que rigen los cuerpos macroscópicos.
Existiendo, en este campo, una extraña condición que genera un fuerte desafío a
nuestro sentido común. Condición que lleva a la ruptura de sólidos paradigmas,
en los cuales siempre hemos creído. Esta condición o ley cuántica, se denomina
“superposición cuántica”. Ésta es una
característica que es inherente a todo lo que existe en nuestro universo y que
consiste en que nada existe de manera definida, clara o precisa. Nada es lo que
parece. Todo lo que existe se encuentra en un estado de probabilidad de, y
además, de existir de diversas maneras. Parece mística o magia, pero no lo es,
es ciencia cuántica pura. Lo que nos parece más sólido y real, solo lo es cuando una “conciencia” entra en contacto con
el “sistema” y hace que se produzca un colapso de onda, lo cual le da las
características de existencia, a nivel de materia, a todo aquello que
habitualmente percibimos. Es la unión de
la “conciencia perceptora” con el estado nebuloso de superposición cuántica, lo
que genera aquello que llamamos realidad.
Pero existe una nueva
complicación en todo esto: cuando decimos que el estado de superposición
cuántico es una característica o ley que es inherente a todo lo que existe en
el universo, estamos diciendo que también nuestros cerebros se encuentran en
ese estado de superposición cuántica indefinido, insustancial, nebuloso. ¿Cómo
puede, entonces, de ese montón de carne sin existencia material precisa, surgir
la conciencia que a su vez produce el colapso de onda que genera la llamada
realidad? He aquí una de las grandes preguntas a la que se enfrenta la ciencia en
la actualidad
Nadie tiene una respuesta para
esto. Sin embargo, se puede afirmar que existe una Conciencia Absoluta que
permea y sirve de sustrato a todo el universo, y que es esa Conciencia Absoluta, que en perfecto dominio
de todas las infinitas posibilidades que tiene de manifestarse, encierra un
universo, nuestro universo, donde seres con la condición particular de poseer
una conciencia individual y única, existen y son co-creadores de ese universo
donde existen. Nuestra diminuta conciencia no sería otra cosa, sino un destello
ínfimo de la Conciencia Absoluta que le da origen, semejante en condición, pero
infinitamente lejana en intensidad o tamaño. Conciencia diminuta, en efecto, pero
que como la ola, no es otra cosa que una manifestación del océano inmenso.
En última instancia, lo único
que existe es la Conciencia Absoluta, la cual puede manifestarse de infinitas
maneras, una de ellas es nuestro universo y nosotros mismos dentro de él.
Somos, como todo lo que existe, emanación o manifestación de esa Conciencia
Única, y el proceso de evolución no es otra cosa que el camino de regreso a
unirnos, a fundirnos con nuestra verdadera realidad, la Conciencia Absoluta o
Conciencia Universal; de la que siempre hemos sido parte y de la que nunca
podremos dejar de ser, sepámoslo o no. Somos como olas marinas que, además de
una manifestación, formamos parte consciente de una unidad indisoluble, que es el
océano todo. De tal forma, que así como la ola marina no se explica sin la presencia
del océano, así tampoco nosotros nos explicamos sin la Conciencia Universal
Los avances de la teoría
cuántica han permitido las aplicaciones en distintos ámbitos como la
electrónica (transistores, microprocesadores y componentes electrónicos), en la
Física de nuevos materiales, (semiconductores y superconductores), en la Física
de altas energías, en la criptografía y la computación cuánticas, y en la
Cosmología teórica del Universo temprano. En medicina la teoría cuántica es
utilizada en campos tan diversos como la cirugía láser, o la exploración
radiológica.
En trabajos anteriores, hablamos
de paradigmas y lo extremadamente difícil que
resulta su modificación. A modo de ejemplo, y a la vez como un dato
curioso, veamos lo siguiente: según el segundo principio de la Mecánica
Cuántica, es posible que, por ejemplo, al patear una pelota de fútbol, la
elevemos hasta la estratosfera o más allá. ¿Por qué? Porque, por muy pequeña
que sea esta posibilidad, existe una remota probabilidad de que esto realmente
suceda. ¿Qué esa posibilidad sea casi cero? ¡Es correcto! Sabemos que sería
sumamente difícil que enviáramos la pelota hasta la estratosfera. Pero, ¿sería
imposible? ¡No! ¡Ya que la propiedad fundamental de la materia está dada por
una simple probabilidad de existencia! La materia no es; sólo tiene tendencia a
ser. Este criterio también se puede aplicar a los humanos y afirmar que no
somos nada más que un resultado en particular, de entre las múltiples probabilidades
de existencia. ¿Podríamos viajar el próximo año a la Luna? ¡Por supuesto que
sí! Sería algo sumamente difícil que ocurriera, ¡más no imposible!
Como un segundo ejemplo de
necesidad de cambiar nuestros paradigmas, veamos el siguiente caso: ¿De qué
color es una rosa roja? Medite su
respuesta, por favor.
Esta no es una pregunta
capciosa, ni nada por el estilo. La pregunta tiene como objetivo, precisamente,
romper un paradigma. Como hemos visto antes, intentar romper un paradigma no es
cosa sencilla. Nos rondan por todas partes y forman la base de todas nuestras
creencias; sobre todo, de las más profundamente arraigadas en nuestra mente.
En efecto, una rosa roja… ¡no es
roja! Los humanos la vemos roja, que no es lo mismo, ni se escribe de igual
manera. Para comenzar ¿qué es rojo? Intentaremos explicar un complejo fenómeno
en palabras sencillas:
Los objetos absorben y reflejan
la luz solar de forma distinta, dependiendo de sus características físicas,
como su forma, composición química, estructura molecular, etc. El color que
percibimos en un objeto, es la parte de la radiación solar que incide sobre el
cuerpo y que éste refleja. Todo cuerpo absorbe unas radiaciones al tiempo que
refleja otras. Es decir, un cuerpo blanco se caracteriza porque refleja todas
las longitudes de ondas de la luz provenientes del sol. Un cuerpo negro, por el
contrario, absorberá todas las longitudes de onda que componen la luz solar.
Nosotros captamos esos “rebotes” de las diferentes longitudes de onda, por
medio de los ojos gracias a su estructura. Si los rayos de luz atraviesan al
objeto, éste se hace invisible. Es decir, traslúcido, entonces eso nos indica que los rayos de luz de las
diferentes longitudes de onda, han sido refractados, en otras palabras, han
atravesado el objeto sin ser ni absorbidos ni reflejados.
Las células sensoriales de la
retina (fotorreceptores) que reaccionan de forma distinta a la luz y los
colores, reciben el nombre de bastones y conos respectivamente. Los bastones se
activan en la oscuridad, y sólo permiten distinguir el negro, el blanco y los
distintos grises. Nos permiten percibir el contraste. Los conos, en cambio
funcionan de día y en ambientes iluminados, y hacen posible la visión en los
colores. En realidad hay tres tipos de conos; uno especialmente sensible a la
luz roja, otro a la luz verde y un tercero, a la luz azul (RGB). Cada Cono está
conectado individualmente con el centro visual del cerebro por medio del nervio
óptico. La combinación de estos tres colores: rojo, verde y azul es suficiente
como para ver unos 20 millones de colores distintos. Así por ejemplo el naranja
es amarillo con un poco de rojo y el violeta rojo con un poco de azul. Es en el
cerebro donde se lleva a cabo esta interpretación.
Los daltónicos no distinguen
bien los colores por fallo de los genes encargados de producir los pigmentos de
los conos. Así, dependiendo del pigmento defectuoso, la persona confundirá unos
colores u otros. Por ejemplo si el pigmento defectuoso es el del rojo, el
individuo no distinguirá el rojo ni sus combinaciones. También puede darse el
daltonismo por falta de un tipo de cono, teniendo así solo dos.
Si queremos una explicación un
poco más detallada del asunto, aquí les va: el color rojo es el resultado del
contacto de una determinada frecuencia de onda (incolora) con algunas células
de la retina humana, en las cuales se encuentra una molécula particular en
nuestra especie, la Rodopsina, la cual se rompe al contactar con esa específica
frecuencia de onda. Al romperse, se produce un potencial de acción, o descarga
eléctrica, que viaja por el nervio óptico, pasa la cintilla óptica dentro del
cerebro y de allí llega a la Cisura Calcarina en el Lóbulo Occipital, generando
una inversión del potencial eléctrico de membrana de algunas células con los
cambios iónicos de sodio (Na), potasio (k), Calcio (Ca) y otros. Eso “se
siente” como “rojo”. Cualquier cambio en el proceso, alterará el resultado, si
no hay rodopsina sino otro componente químico por ejemplo, o si en vez de tres
tipos de conos hay uno o cuatro, lo que se percibe, cambiará.
Por ejemplo, sabemos que los
perros no ven el rojo ni el verde, por lo tanto una rosa roja para un perro
estará dentro de algún matiz de lo que los humanos llamamos amarillo o en algún
tono de gris. Una gran parte de lo que los humanos vemos como verde, es
claramente blanco para perros y gatos. Un prado de flores rojas es visto por
las abejas con un nítido color negro, pues no ven el rojo como los humanos. Los
pulpos y tiburones al igual que los mapaches o las salamandras no pueden ver
color alguno.
Un inmenso árbol que cae en
medio del bosque y nadie lo escucha, ¿hace ruido al caer? Sin un aparato
auditivo, no existe la cosa que conocemos como “ruido”. Igualmente, no sabemos,
ni podremos saber nunca, de qué color es la rosa roja, de hecho no existe tal
cosa como “rojo” más allá de la unión de una onda incolora interactuando con un
cerebro humano vivo. La pregunta en sí misma es una pregunta mal hecha.
Nuestro cerebro procesa el mundo
de “ahí” fuera de una determinada manera, limitado por las características que
nos son inherentes como seres humanos. En sentido estricto, la flor roja, no es
roja, la vemos roja los humanos. Y a eso lo llamamos realidad. Construimos
nuestro universo personal y creemos que en realidad es así. Un inmenso universo
sin colores y totalmente silencioso, es lo más aproximado a lo que realmente
está fuera de nuestra manera de percibir. Esto podría darnos miedo, o hacernos
pensar que perdemos algo al trascender el pensar y el percibir, pero realmente
es al revés, solamente que es inefable. No es posible describirlo con palabras,
lo que más se le podría parecer es una profundísima sensación de alegría o un
estado de amor o enamoramiento intenso y profundo.
Cuando pensamos en estas cosas y
nuestra mente se sumerge en el espacio entre los pensamientos, nos percatamos
de una extraordinaria sensación de plena llenura vacía, de una intensidad no
imaginada en nuestro cotidiano funcionamiento mental. Potencialidad absoluta,
más allá de los sentidos y del pensamiento discursivo. Realidad, Realidad
Verdadera, que nos deja atónitos, repletos de la llenura vacía que se logra al
trascender los límites del pensar y del limitado percibir de los sentidos,
nuestros sentidos.
Y hablando de vacíos, el término
“vacío” es, sin dudas, un término de gran complejidad, cuyo significado puede
ser analizado tanto desde un punto de vista completamente científico y
empírico, así como también desde un punto de vista social y psicológico. En lo
que respecta a su definición específica, el vacío es la falta absoluta de
materia, aquél espacio en el cual no existe nada, ningún ser vivo ni tampoco
materia muerta. En el planeta, los lugares físicamente vacíos son muy difíciles
de encontrar aunque la sensación de vacío puede ser generada recurriendo a
determinados mecanismos. Como podemos ver, de nuevo se presenta el carácter
relativo de las cosas.
El vacío físico y natural, tiene
que ver, entonces, con la falta de materia. Esto quiere decir que no puede
existir ni agua, ni tierra, ni fuego, ni aire en el espacio dado. En términos
científicos, el único lugar en el cual estas condiciones de completo vacío han
sido encontradas es, justamente, el espacio exterior inmediato que rodea a la
Tierra y al cual se llega luego de cruzar la atmósfera terrestre. Allí, la
absoluta falta de materia genera condiciones completamente diferentes a las que
estamos acostumbrados aquí en nuestro planeta.
Sin embargo, el vacío físico
también puede entenderse como los espacios en los que no hay aire a pesar de
haber otra materia. Tal es el caso de los productos envasados al vacío. Muchas
otras situaciones y circunstancias también denominadas de “vacío” existen con
el fin de analizar, comprobar u obtener determinados resultados.
Pero tal como dijimos al
principio, el vacío no es sólo un fenómeno físico o natural. En muchos casos,
el término vacío es utilizado para hacer referencia a estados emocionales o
psicológicos de las personas. Sentir el vacío emocional, profesional, laboral o
de cualquier tipo, significa que el individuo en cuestión, aunque se encuentre
rodeado de gente por todas partes, no encuentra el sostén del cual agarrarse y
se siente, por tanto, perdido en el día a día de la sociedad en la que vive. Es
como si sintiera la ausencia de aquello que otras personas poseen con
facilidad. Esta penosa y dolorosa situación es muy característica de las
sociedades actuales, en las cuales la vorágine de la vida cotidiana, el stress,
la falta de verdadera comunicación, el individualismo y el materialismo, la
ausencia de metas u objetivos, el desamor, son rasgos que contribuyen a
hacernos sentir vacíos de esencia en determinados momentos de nuestra vida.
Tampoco es posible colocar un
trozo de horizonte o del arco iris sobre la mesa de estudio, pero pueden
describirse las formulaciones matemáticas que dan lugar a estos fenómenos. Sólo
es una cuestión de conocimientos, nada más.
Y en última instancia, de información. Por otro lado, aceptamos que
ciertos objetos tienen existencia física independientemente de nuestra
capacidad de observación. Por ejemplo, la Tierra existía antes de que
apareciera la vida inteligente sobre ella, pero el horizonte, es algo que sólo
tiene sentido para un observador
La Física contemporánea se funda
básicamente en dos teorías principales, la teoría de la relatividad general y
la Mecánica Cuántica, aunque ambas teorías parecen contradecirse mutuamente.
Los postulados que definen la teoría de la relatividad de Einstein y la teoría
detrás de la Física Cuántica están incuestionablemente apoyados por rigurosa y
repetida evidencia empírica. Sin embargo, ambas se resisten, por el momento, a
ser incorporadas dentro de un mismo modelo coherente. De nuevo, otro ejemplo de
la relatividad de las cosas. Lo dicho: ¡Nada es lo que parece!
Referencias:
http://www.definicionabc.com/general/vacio.php
http://artevisa.blogspot.com/2010/01/por-que-vemos-los-objetos-de.html
http://www.mantra.com.ar/contmanifestacionesenergeticas/queeslafisicacuantica.html
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