DESVENTURAS DE UN REPUBLICANO
HISTORIA NOVELADA DE UN PAÍS DEL TERCER MUNDO
Puente sobre el Río Orinoco |
CAPÍTULO 1
CAPITULO
1
—Entonces –Tató continúa con la lectura del cuento–, el gran
conquistador Alejandro Magno convoca a Pérdicas, uno de sus más valientes
generales y gran amigo suyo, quien…. de pronto, el perro interrumpe su
narración. Un bullicio, al principio lejano, se acerca rápidamente al sitio donde
Tató Perezoso, con clasificación decaTAR, narra una de las interesantes anécdotas
de la vida de Alejandro El Grande a su pequeña nieta, la perrita Tina, de
escasos diez años de edad. El anciano perro, con poco más de 60 años a cuestas y
la chiquilla perruna se miran a la cara, sorprendidos. Luego, extrañados, se
levantan de sus asientos y curiosos, se asoman a la ventana que da a la calle y
observan el inusual espectáculo. Por la calle se acercan, caminando con paso
rápido, una gran cantidad de animales vestidos con ropas coloradas gritando
vivas y consignas a favor del zorro Tufo Pavosoel Chabestia, quien gobierna
Agua Grande desde hace quince años.
— ¡Ni parlanchín ni tarambano!, ¡Guacamole
es nuestro hermano! ¡Que viva el zorro Chabestia! ¡Que viva nuestro soberano!
— ¡Ni parlanchín ni tarambano!, ¡Guacamole
es nuestro hermano! ¡Que viva el zorro Chabestia! ¡Que viva nuestro soberano!,
gritan con todas sus fuerzas los manifestantes, sudorosos, y con sus rostros
enrojecidos por el sol. El estribillo es repetido una y otra vez,
incansablemente por los entusiasmados simpatizantes del gobernante Tufo
Chabestia
La multicolor caravana de animales que participan
en la manifestación de apoyo al zorro Guacamole parece no tener fin. Ya ha
transcurrido casi media hora desde que la cabecera de la marcha había
desembocado en la esquina y aún seguían pasando los marchistas por el frente de
la vivienda donde los miraban Tató y su nieta. Los simpatizantes de Chabestia
cantan y bailan al son del mismo estribillo que es repetido una y otra vez, de
forma interminable, aderezado con insultos y burlas contra aquellos que no
apoyan a su candidato, el actual gobernante, el zorro Chabestia. Tartanas,
carruajes, carretas y carromatos, adornados con banderas coloradas y
profusamente cubiertas con imágenes de Chabestia, acompañan a los
manifestantes. Llevan instalados grandes y potentes altavoces por donde salen estentóreos, los mensajes políticos del gobernante Tufo Pavosoel
Chabestia
— ¡Uf! ¡Qué cantidad de animales!, ladra,
admirada, la perrita.
— ¡Nunca antes había visto tan gran
cantidad de animales juntos! –insiste la chiquilla– ¡Qué barbaridad!
La perrita se inclina un poco más en el
balcón de la vivienda para tratar de mirar hasta dónde llegan las filas que
forman los animales que, alegres y alebrestados asisten a la manifestación
convocada en apoyo al mandatario en funciones quien aspira a la quinta reelección
consecutiva.
Tina, asombrada, pregunta:
— ¿Abuelito, cuántas animales hay allí?
El perro Tató, responde preocupado:
— ¡No lo sé, querida mía! ¡No lo sé! Pero
aparentemente en nuestra selva hay bastantes animales que apoyan al monarca
— ¿De dónde vienen tantos animales?
¿Todos ellos viven en nuestra ciudad?
Ahora el perro Tató observa con cuidado
y preocupación la riada de animales, que gritan consignas apoyando al zorro
Guacamole. Por la calle pasan un gran número de perros, algunos elefantes,
tigres, lobos, leones, monos, cerdos, sabandijas, pájaros de todas las clases y
otras especies de animales más. La mayoría de ellos bailan y danzan al son de
la música que a gran volumen brotan de los altoparlantes. El escándalo armado
es de altos quilates. Fácilmente se observa que la mayor cantidad de animales
presentes, es decir, las especies que conforman la verdadera fuerza de la
manifestación en apoyo a Tufo Chabestia, las constituyen los monos, ratas,
ratones, lagartijas, serpientes y una gran cantidad de sabandijas de todo tipo que
se caracterizan por el hecho de desplazarse arrastrándose por el suelo, o con
el cuerpo muy cerca de la tierra.
— ¡Abuelo!, exclama la joven perrita
—Dime, querida
— ¡No respondiste mi pregunta!
—Perdón cariño, me distraje ¿Qué me
preguntaste?
— ¿Qué si todos esos animales que están
en esa demostración viven en nuestra ciudad? ¡Porqué yo no conozco a ninguno de
ellos!
El anciano perro observa cuidadosamente
las caras de los animales que pasan frente a su vivienda, durante unos
instantes. Luego, apartándose de la ventana retorna al sillón que ocupaba antes
de la interrupción y comienza a hablar lentamente:
—En realidad no estoy muy seguro. Pero
creo que la gran mayoría de esos animales no viven en nuestra ciudad. Tengo
entendido que el gobierno los trae desde sitios aledaños a la ciudad y a veces
desde sitios bastantes alejados de nuestra capital, para hacer ver a la opinión
pública que ellos son mayoría y que el zorro Chabestia va a continuar siendo el
rey de Agua Grande, porque supuestamente así lo quieren la mayoría de nuestros
compatriotas animales. Tal vez por eso es que no reconoces a nadie. Sin embargo
yo he reconocido algunos pocos. He visto algunos perros, monos, gorilas, leones
y otras animales que sí son vecinos de nuestra comarca. Tal vez haya muy pocos
de nuestros vecinos, pero estoy convencido de que debe haber uno que otro conocido
nuestro.
La perrita mira fijamente la cara del
anciano perro y acariciándole la pata, pregunta con sumo cariño:
— ¿Y eso que estamos viendo es muy malo?
— ¿Por qué preguntas eso?
Porque tienes cara de preocupación y
hace unos minutos atrás estabas muy contento y tranquilo. Ahora ya no hay
alegría en tu cara. A juzgar por tu rostro, se puede ver que eso no te gusta
para nada.
— ¡Pierde cuidado! Quédate tranquila. No
me hagas caso ni te imagines cosas raras. Anda, vete a jugar o dedícate a tus
deberes de la escuela. Luego, cuando no haya mucho ruido, seguimos con la
lectura de la historia. ¿Te parece?
Un rato después, el perrito Truco, nieto
de Tató, entusiasmado, ingresa a la casa desde la calle y ladra en voz alta:
— ¡Uf! ¡Jamás
había visto tantos animales juntos en mi vida! ¡Guao! ¡Qué cantidad de
animales! ¡Qué bueno sería estar en esa marcha con tantos animales!
Tina, intrigada, pregunta:
— ¿Qué tiene de bueno estar en esa
manifestación?
— ¡Que te pagan y también te dan comida
de gratis! ¡Además regalan gorras y franelas coloradas a los animales que
asisten a la marcha! –responde con presteza el pequeño perro–. Y agrega:
—También reparten bebidas y si quieres
también te dan bastante licor para que bebas.
— ¿Cómo sabes
que dan licor? Pregunta el perro Tató:
—Porque yo los vi con botellas de licor
en las manos. Casi todos los monos y los ratones, las sabandijas y las lagartijas machos y
algunas hembras, estaban bebiendo cervezas y aguardiente. Incluso uno de esos
ratones, al que le faltaban los dientes delanteros, le lanzó una lata de
cerveza a Pipiolo, un perrito amigo mío, de la calle de atrás y casi lo golpea
en la cabeza.
— ¿Y eso por qué?, pregunta molesta la
pequeña Tina
—Porque mi amigo estaba burlándose de ellos gritándoles: ¡borrachos!, ¡borrachos!
— ¡Pero son unos inconscientes! ¿Cómo
pueden hacer algo como eso? –pregunta, preocupada la perrita.
— ¿De verdad que estaban bebidos? ¿Quién
les suministraba el licor? –pregunta Tató de nuevo,
— ¡Sí! Yo mismo vi cuando un mono abría
unas cajas que guardaban en una carreta con techo y sacaba unas botellas de
licor y se las entregaba a algunos de los animales de la marcha. Estos las
abrían y bebían directamente de la botella y luego se la pasaban a otros
animales.
— ¡Esas son las consecuencias de la
ingesta de licor en algunos animales que en ocasiones se comportan como
verdaderos humanos! –interviene Tató.
—Abuelo, ¿es cierto que a ellos les
pagan por asistir a esas marchas? Pregunta Tina preocupada.
— ¡Sí! ¡Sí les pagan! –responde el
infantil perro.
— ¡No afirmes nada que no te conste!, le
amonesta el anciano perro.
— ¡Pero sí es verdad! –protesta el
chiquillo–. ¡Yo mismo vi cuando les pagaban a algunos de ellos!, ladra Truco.
— ¿Cómo es eso de que viste que les
estaban pagando a algunos de esos animales?
—Porque yo estaba parado en la esquina
de abajo cuando vi que tres grandes monos le reclamaron a un gorila que les entregara
el dinero para pagarles a los animales que ellos habían trasladados. Los tres
monos y el gorila se arrinconaron en una esquina y luego el gorila le entregó
un fajo de billetes y unos cambures a cada mono y luego se marcharon
tranquilamente cada uno por su lado. El gorila estaba acompañado de dos toros
muy grandes. Como me dio curiosidad, seguí a uno de los monos que recibieron
dinero y observé cuando éste se juntó con un grupo de ratas, ratones y
sabandijas que traían una gran pancarta con una gigantesca fotografía de
Guacamole y gritaban mucho y decían algo que yo no entendí y vi cuando les
repartió dinero a todos ellos. Como le sobró dinero, el mono se lo metió en el
bolsillo y se puso a gritar como un loco.
Preocupado, el perro Tató, pregunta:
— ¿Ellos no se percataron de que tú
estabas observando la operación?
— ¡No, qué va! ¡Para nada! Esos monos no
le quitaban los ojos a los billetes. Tenían los ojos abiertos como platos
— ¿Y los otros dos, los toros, que estaban acompañando al gorila,
tampoco se fijaron en ti?
—Bueno, esos dos me miraron poniendo
cara de enojados, pero tampoco me prestaron mucha atención.
—Deberías tener más cuidado y no estar
averiguando cosas que no te conciernen. Eso que hiciste hoy es una imprudencia.
Recuerda que “la curiosidad mató al gato”, advierte Tató.
El perrito Truco, con cara seria, pregunta:
— ¿Qué significa imprudencia?
Inmediatamente Tina, adelantándose a su
abuelo responde:
—Un animal imprudente es aquel que hace
cosas que ponen en riesgo su propia integridad o la de los demás ¿Entendiste?
¡Así que deja de hacer cosas de las que puedas salir lastimado o meterte en
problemas!
El perrito, al oír la explicación de su hermana, da media vuelta y se
dirige al rincón de la estancia donde le esperan sus juguetes de plomo. De
pronto, se vira nuevamente y se encara con la perrita, al tiempo que
exclama:
— ¡A mí nadie me lastimará, pues yo no
dejaré que nadie me lastime!
Y adoptando la actitud de perro fiero, gruñe
— ¡Grrr! ¡Grrr!
— ¡Ay qué miedo!, se burla Tina.
La marcha de los que apoyaban al zorro Chabestia
continuaba su camino. Casi una hora después de su paso, una gran cantidad de
basura, así como latas de cerveza y botellas de licor, vacías, adornaban las
calles por donde habían pasado los manifestantes que apoyan a Chabestia. Las
fachadas de la mayoría de las casas y establecimientos comerciales quedaron
marcadas con pintas y letreros alusivos al carácter bienhechor y bondadoso del
gobernante en funciones y candidato a la reelección.
En la entrada del edificio donde vivían Tató
y su familia, la perra Choco Méndez, con clasificación HectoTAR, miembro
principal de la asociación de vecinos, está a punto de llorar de impotencia al
observar, consternada, las deplorables condiciones en que había quedado la
fachada de su edificio después del paso
de la marcha de los simpatizantes de Guacamole.
Pintas, grafitis, letreros y hasta vulgaridades lucían las blancas paredes que sólo unos días
atrás, habían sido remodeladas a un costo bastante elevado. Hasta botellas de
licor vacías habían sido lanzadas al interior del pequeño jardín de la
residencia. Choco se sentía disgustada y frustrada al mismo tiempo: disgustada
por los daños que los manifestantes habían ocasionado al patrimonio de los
residentes del edificio y frustrada porque había visto, entre los colorados manifestantes,
a su Tía Lela y a Pimpina, la hija de ésta, quienes había pasado frente a su residencia
y ni siquiera había llamado a la puerta para saludarla. La perra no podía
evitar preguntarse a sí misma:
— ¿Por qué mi tía y mi prima no
quisieron venir a mi casa a saludarme, si pasaron por el mero frente de mi
vivienda? ¿Acaso no habrán querido saludarme por el solo hecho de que no apoyo
a Guacamole? –Se pregunta Choco–. Ahora,
la experta en estadísticas sentía una desagradable desazón en el cuerpo.
CAPÍTULO 2
—Tras una extenuante jornada de trabajo,
el perro Tató regresa agotado a su hogar. En la puerta lo reciben su leal y
fiel compañera Principessa, quien había regresado temprano de su trabajo como
Gerente de Insumos Médicos en una reconocida clínica privada de la ciudad, y su
nieta Tina, quien abrazándole, dice:
—Abuelito, veo que hoy tienes reunión y
quería pedirte si puedo quedarme a presenciar sus discusiones. Te prometo no
interrumpir ni hacer ruido, ¿sí?
Tató mira a su esposa quien sonriendo se
encoge de hombros. El anciano perro se despoja de su chaqueta y deja su maletín
y sus libros sobre el aparador. Luego, responde a su nieta con una pregunta:
— ¿Por qué querrías presenciar nuestras
aburridas discusiones y nuestros, en ocasiones, interminables debates?
— ¡A veces no son tan aburridos! Por el contrario, creo que son interesantes.
¡Y a mí me gustan! ¡Yo voy a estudiar para política!
— ¿No crees que sería mejor que invirtieras
tu tiempo en otras cosas más acorde con tu edad como pintar, hacer tus deberes,
ayudar a la abuela o a tu madre con las cosas de la casa?
Principessa, su esposa, acude sonriendo al rescate de su nieta y declara:
—No creo que moleste a nadie si ella está
presente en la reunión en silencio y sin llamar la atención. En cuanto se
aburra, ¡y creo que lo haría muy pronto!, abandonará la sala y no ha pasado
nada.
—Bueno, está bien. Les avisaré si no hay
objeciones a la presencia de Tina en la reunión. Pero en silencio, ¿eh?
La perrita asiente con la cabeza y
moviendo la colita se dispone a terminar de ingerir su merienda. Un rato después, el ambiente en la sala se
nota bastante tenso.
—Pero, ¿Por qué no estás de acuerdo con
las propuestas presentadas en este proyecto educativo? –pregunta un tanto
impaciente, el loro Rocco del Pozo, economista, con categoría decaTAR.
— ¡No puedo estar de acuerdo con esas
propuestas porque no representan una real alternativa a los grandes males de la
educación nacional! Ese proyecto,
en el fondo no hace más que apuntalar
los actuales lineamientos de este caótico y malhadado gobierno. Pienso que sin
una verdadera diversificación de la educación, acorde con nuestras necesidades
actuales y de las que nos sobrevendrán a
corto, mediano y largo plazo, nuestra selva nunca saldrá del atraso en que nos
encontramos después que hemos pasado los últimos 20 años perdidos en el limbo;
donde lo poco que habíamos logrado avanzar se ha perdido lamentablemente gracias
a la desafortunada gestión del actual gobierno.
—Pero ocurre que el gobierno ha venido
fundando supuestas Escuelas Superiores, que de Superiores sólo tienen el
nombre, en todo el territorio nacional y ese hecho le ha aportado mucho apoyo
popular; por lo tanto debemos contrarrestar esos efectos, –plantea alguien en
la sala.
— ¿Para qué necesitamos fundar un montón
de Escuelas Superiores si los animales que están llegando a ellas a duras penas
saben leer y escribir? ¿Para qué seguir fundando institutos superiores para
producir graduandos en dos o en tres años que egresan como Inspectores Especialistas
Fiscalizadores de las Salidas y Puestas del Sol?
Después de una breve pausa, Tató
prosigue su disertación:
—Todos conocemos muy bien cuál es la
meta de Chabestia y sus adláteres: su único objetivo, de cara a la opinión
pública, es que la Sociedad Internacional de Animales afirme que somos la selva
con mayor número de animales con educación superior y que hemos logrado
erradicar el analfabetismo. Mientras que los verdaderos objetivos del gobierno,
los que no se atreven a confesar públicamente, están enmarcados en su actual política educativa que no persigue el
desarrollo individual de nuestros animales y por ende de nuestra sociedad, sino
que por el contrario, bajo el manto de un obsoleto y desfasado socialismo, está
orientada a forjar animales incompetentes e inútiles que sólo hallarán en el
Estado el único ente dispuesto a emplearlos como trabajadores, con las
consabidas consecuencias de tener animales amordazados y esclavizados a su
servicio. De continuar por el camino en que estamos embarcados, lo que nos
deparará el futuro es para echarnos a llorar de tristeza y desesperanza.
Tató hace una breve pausa y mira a las
caras de los presentes. En la sala se respira un ambiente de frustración y
pesimismo. Luego, el perro prosigue ladrando.
—Debemos tener muy claro que Guacamole
no da puntada sin hilo. Nadie sabe a dónde nos quiere llevar el bendito zorro.
Hoy se dice demócrata, mañana afirma que es socialista, luego afirma que su
doctrina es nueva y única en la historia, a veces muestra rasgos de ser
comunista, y así sucesivamente. De lo único que podemos estar seguros con ese
astuto zorro es que marcha a paso de vencedores hacia la implantación de un
feroz gobierno fascista en Agua Grande. Por eso se empeña en forjar una nueva
clase social que le sirva de base política. Una nueva clase social mediocre, mal
preparada, y sin otra alternativa que apoyar y sostener, por propia
conveniencia, el proyecto de Chabestia; pues esos mismos animales que, sin
darse cuenta, son arrastrados al nuevo esquema social, están conscientes de que,
fuera del aparato burocrático del Estado, no hallarán cabida en el mercado
laboral. ¿Cuál empresa, medianamente
seria y responsable, va a querer contratar un personal que no posee una
adecuada formación académica; y en compensación, sí posee una muy buena base de
ideologización política? Por lo tanto,
querido amigo, me niego a apoyar cualquier iniciativa que no haga otra cosa
sino copiar y por ende, apoyar, consciente o inconscientemente, la errada e
inconveniente política educativa de Chabestia.
En la sala se hace un profundo silencio.
Todos los presentes miran fijamente al maestro.
—Escucha Tató, yo estoy de acuerdo
contigo en lo que afirmas en tus planteamientos —afirma Rocco del Pozo—. Pero es
necesario que comprendas que éste no es el momento de plantear cambios tan radicales
que conlleven un esfuerzo considerable en la campaña electoral y que desviarían
la atención del electorado del aspecto principal que es la elección
presidencial. Eso lo podríamos hacer después. Lo importante ahora es ganar las
elecciones, alcanzar el poder. Debemos evitar
que el zorro Chabestia siga destruyendo a Agua Grande. Políticamente, lo que
planteas, por muy necesario y beneficioso que sea, en este momento, es
inconveniente de cara a las elecciones.
Eso sería darle al zorro Chabestia un cuchillo para nuestros cuellos. Eso
no lo podemos ofrecer. Repito: políticamente no es inteligente. La primera
cosa que harían ellos, es acusarnos de
sectarios, de elitistas. Como mínimo, nos acusarían de querer negar el acceso a
la educación superior, a todos los animales de nuestra espesura. Con la
capacidad que tienen los publicistas del gobierno de tergiversar todo lo que
afirma la Oposición, ese aspecto, que es uno de sus más publicitados logros, se
vería fuertemente respaldado por nuestra posición de rescatar la educación de
su lamentable bajo nivel. En las actuales circunstancias, el común de nuestros animales,
no piensa en el mañana ni en valores educativos. Sólo piensan en lo inmediato. Si
les ofrecen becas, si les facilitan el acceso a esas instituciones de bajo
nivel y mínimas exigencias académicas y encima les ofrecen alimentación y todo
tipo de asistencia, ¿tú de verdad crees que ellos están dispuestos a perder esas
ventajas? ¡En este momento ellos están pensando con el estómago! Esos son los animales a quienes debemos
tratar de atraer a nuestra posición.
En este momento, a punto de comenzar a replicar los argumentos de su
interlocutor, Tató se percata de que Lola, una joven y linda chimpancé levanta
la mano para intervenir:
—Disculpe maestro Tató, pero no logro
entender cómo puede Ud. mostrar desacuerdo frente a una política que ha
permitido que un gran número de animales ingresen a la Escuela Superior en
busca de un mejor futuro, en busca de una mejor oportunidad; y todavía logro
entenderlo menos, cuando pienso en los beneficios que esta política, a todas
luces beneficiosa, podría traer a nuestra jungla. ¿Podría Ud. explicarme su
posición, por favor?
El perro Tató observa con simpatía a la joven e inteligente chimpancé.
Luego sonríe y comienza a hablar
lentamente:
—Permíteme, por favor, ejemplarizar con
mi propia historia para tratar de explicar mi posición. Conmigo incluido, mi
madre parió 15 cachorros. Somos 15 hermanos, hijos del mismo padre y de la
misma madre. Todos nos hicimos adultos y formamos nuestras propias familias.
Pero solo tres de nosotros nos preocupamos por estudiar. Sólo tres de nosotros
estuvimos dispuestos a invertir, y oye bien cómo lo digo, ¡invertir!, un tercio
de nuestras vidas en labrar una carrera, un futuro, como tú misma dices. ¿Los
demás? ¡Bien, gracias! Y todos nosotros fuimos criados casi que en las mismas
condiciones familiares y socioeconómicas. Pero sólo tres de 15 amábamos los
libros, admirábamos el conocimiento, nos gustaba leer. Sólo tres de nosotros,
sacrificamos la parranda, la vagancia, el bochinche y la desidia por los libros.
Los demás prefirieron dejar pasar la vida y sus oportunidades a su lado sin
hacerle mayor caso. Ellos prefirieron las fiestas, las parrandas y el bochinche
a la responsabilidad de estudiar y prepararse para tener una vida medianamente
decente y parcialmente libre de las vicisitudes de la pobreza. Al día de hoy,
cuando ya son adultos y han comprendido ciertos aspectos de la vida, otros dos
de mis hermanos se decidieron aprender una profesión. ¡Sólo dos más! Dos
animales instruidos que, junto a los otros tres iniciales, formamos la
maravillosa cifra de cinco animales, de un total de quince, con formación
universitaria. Cinco animales, de un total de quince, más o menos preparados
académicamente. ¡Aún estamos lejos del 50%!
Tató hace una pausa mientras mira a su
pequeña nieta quien le sigue con mucha atención. Luego pregunta:
—Lola, ¿cuántos hermanos tienes?
—Somos siete hermanos.
— ¿A todos ellos les gustan los libros?
¿Todos ellos aman el conocimiento? ¿A todos ellos les interesa el devenir del
mundo? ¿Todos ellos hacen preguntas vitales, trascendentales? ¿Todos tus
hermanos están dispuestos al sacrificio que significa aprender una profesión
universitaria? ¡Todos ellos están dispuestos a emprender una carrera que
implica grandes esfuerzos y sacrificios? ¿A todos ellos les gusta leer,
aprender cosas nuevas?
La joven chimpancé, apenada, niega con la cabeza. Tató continúa:
—El ingreso a la Escuela Superior y su
permanencia en la misma no debe ser vista como una obra social. Una obra social
es la ayuda a un determinado estudiante de escasos recursos, pero muy
competente, para que culmine su carrera universitaria, y eso sólo si reúne las
condiciones mínimas que justifiquen esa inversión. ¡Esa es una obra social!
Pero el ingreso a la Escuela Superior y su permanencia en la misma, es una
inversión y como tal debe ser tratada. Debemos asegurarnos que esa inversión
produzca frutos para el bien de nuestra espesura y de la sociedad. También se
deben ofrecer aquellas carreras que son necesarias para lograr un desarrollo
sustentable. Todos nosotros no tenemos ni el ADN ni las condiciones mínimas
para ir a la Escuela Superior. A ella sólo deben llegar los más aptos, los que
tengan mejor actitud, los que se lo merezcan. Sobre todo, si esa Escuela
Superior la pagamos y mantenemos nosotros los contribuyentes. Y el Estado debe
establecer en sus planes nacionales, las carreras más importantes y prioritarias
para el desarrollo social que deben ofrecer sus casas de estudios superiores.
Debemos racionalizar los gastos de la educación superior. Debemos transformar
lo que hoy llamamos “gastos” en “inversiones”.
¿Necesitamos graduados especialistas en Meditación Profunda? ¿Para qué?
¿Para abultar innecesariamente la burocracia en nuestra Agua Grande y de esa
manera asegurarnos una importante cuota de votos cautivos?
Una nueva pausa de Tató. Aparentemente,
nadie tiene ganas de enfrentarse con la fuerza de sus argumentos. Al cabo de
unos instantes, Tató sonríe a la joven al tiempo que le pregunta:
— ¿Qué estudias?
— ¡Administración de aduanas!
— ¿Cuántas aduanas hay en nuestra jungla?
—No conozco su número exacto, pero sé
que son pocas.
—Te informo: tenemos dos aduanas aéreas
principales, dos aduanas portuarias principales y tres aduanas terrestres. No
sé si tenemos aduanas subalternas. Te recuerdo que no somos más que una “selva
en vías de desarrollo”
— ¿Cuántos alumnos hay en tu curso?
— ¡Uf! ¡Un montón!
— ¿Cuántos?
—Un montón. No lo sé. Y somos cuatro secciones de primer año.
— ¿Sabes tú cuántas, de las nuevas
instituciones supuestamente superiores, ofrecen la carrera superior de
Administración de Aduanas?
— ¡No!
— ¡Pues, que yo sepa, hasta ahora hay 10
institutos superiores que ofrecen esa carrera!
La joven sonríe con ironía y cierta tristeza, al escuchar la
información. Tató prosigue:
—Les invito cordialmente a que leamos la
letra pequeña de esta pequeña e inocente situación. Leamos la letra pequeña de
este odioso contrato al que nos quieren encadenar Chabestia y su combo. La
letra pequeña que muy pocos gustan de leer: supongamos que mañana, todos esos
animales que hoy estudian Administración de Aduanas, se gradúan. ¡Y se van a
graduar! ¡Que nos les quepa la menor duda! Pues, esa es la normativa que deben
seguir esas nuevas instituciones superiores creadas por Chabestia: Todos deben
egresar triunfantes de esas casas de estudios, para efectos de propaganda política
que realce la figura de Chabestia.
Ahora Tató hace una pausa y bebe un
sorbo de agua. Luego continúa:
—Ahora veamos el escenario que resulta
de este hecho: Supongamos que el número de egresados sea de mil nuevos
profesionales, expertos en Administración de Aduanas. ¿Cuál es la oferta de
trabajo para esos nuevos mil profesionales? ¿Dónde están las fuentes de empleo
capaces de absorber esa nueva camada de animales Administradores de Aduanas?
Ahora Tató guarda silencio y mira a la
joven chimpancé a la cara. Luego, prosigue:
—La respuesta es obvia, ¿no? ¡Mil nuevos
trabajadores que entran al mercado laboral! Mil nuevos trabajadores que se
encuentran con la desagradable sorpresa de que
si quieren trabajar, deberán ajustarse al nuevo esquema político y lo que
es peor: deberán apoyar y sostener el nuevo esquema político para poder seguir
trabajando, para poder seguir comiendo. De allí el efecto devastador que logra
Guacamole y su gobierno con las amenazas y coerciones que se ejercen
soterradamente sobre los trabajadores y empleados públicos. ¡Por eso Guacamole
ha ganado y ganará cuantas elecciones
haya en Agua Grande. ¡Allí está la verdadera y principal trampa electoral del
gran líder neorevolucionario! ¡Mil nuevos animales que, para poder comer,
ingresarán al enorme aparato burocrático de Agua Grande y que harán de éste, una burocracia aún más grande!
En la sala se percibe el ruido atronador
de un silencio absoluto. Tató sonríe con
tristeza al tiempo que se acerca a Lola y le pregunta:
— ¿Eso es lo que tú querías estudiar,
Administración de Aduanas?
— ¡No!
— ¿Qué querías estudiar?
—Ingeniería de Caminos.
— ¿Por qué querías estudiar Ingeniería
de Caminos
—Mi
sueño era llenar de carreteras y vías de comunicación nuestro bosque. Construir
carreteras, puentes, mejorar las vías de comunicación para favorecer el
desplazamiento y las comunicaciones de
los animales y el transporte de cargas en
nuestro bosque.
— ¿Por qué no estás estudiando lo que tú
soñabas y querías para ti?
—Porque la oferta de cupos en la Escuela
Superior de la Selva era muy baja y no logré quedar entre los primeros ochenta
que podían ingresar en la carrera.
— ¿Qué lugar ocupaste?
—Quedé en el puesto 89.
— ¿Te gusta lo que estudias actualmente?
— ¡Ni pizca!
— ¿Te exige mucho esfuerzo?
— ¡No! ¡Para nada! De hecho estoy
haciendo otros dos cursos por mi cuenta y en mi tiempo libre que es bastante.
— ¿Cuál es tu categoría?
—Estoy clasificada como categoría decaTAR
— ¿Cuál es la categoría de tu actual
carrera?
—Esa es una carrera planificada para
alumnos con grado de inteligencia miliTAR
—Con tu categoría de decaTAR, ¿por qué
no quedaste en Ingeniería de Caminos?
— ¡Éramos 1460 aspirantes! ¡Quedé en el
puesto 89! –y añade con cierto orgullo:
—Por allí circuló un comentario según el
cual todos los animales que ingresaron a la carrera de Ingeniería de Caminos
poseen inteligencia de categoría hectoTAR.
Tal vez para Ud. no tenga mucha importancia, pero yo quedé por delante
de unos cuantos con esa misma clasificación. Y eso me da mucho gusto –expresa
la chimpancé con justificada vanidad.
—Sin menospreciar estas carreras como
Administración de Aduanas, Medicina Integral y similares, ¿estarías de acuerdo
en que los recursos que se le inyectan a carreras como Administración de
Depósitos de Desechos Públicos, Planificación de Letrinas Comunitarias,
Contraloría Social o similares, fuesen destinados a carreras más importantes,
prioritarias y urgentes como Ingeniería de Caminos?
— ¡Por supuesto!
Tató sonríe y mira a su nieta. Luego,
mirando otra vez a Lola, pregunta:
— ¿Entiendes ahora un poco mejor mi
punto de vista?
— ¡Sí, por supuesto!
Tina mira a su abuelo con una mirada llena de orgullo. Un joven lobo
levanta la mano y al serle otorgado el derecho de palabra, exclama:
—Mi nombre es Jojoto Verde con categoría
hectoTAR. Estudio tercer año de Medicina en la Escuela Superior de la Selva. Lo
que acaba de afirmar nuestra compañera es completamente cierto. Uno de mis
primos, también clasificado como hectoTar, fue uno de los pocos afortunados que
lograron ingresar a la carrera de Ingeniería Vial y nos contó exactamente lo
que la compañera Lola acaba de referirnos. Puedo añadir, con conocimiento de
causa, que ha ocurrido en varias ocasiones, que a los estudiantes de Ingeniería
los han desalojados de sus espacios de descanso y esparcimiento para meter allí
a los cursantes de otras carreras como periodismo Comunitario, Contraloría
Comunal, Educación Integral y otras más, con la peregrina excusa de que no hay
aulas disponibles para ellos. En nuestro caso, aún no hemos padecido de
situaciones como la que les conté, pero sí tenemos el problema de que cada vez
tenemos menos disponibilidades presupuestarias. Hasta el año pasado, en las
cátedras de Anatomía y Fisiología, disponíamos de 15 o 20 cuerpos de humanos en
cada curso para hacer las disecciones y estudiar in situ los diversos aspectos
que nos interesan. Hoy, hacemos el mismo trabajo pero con apenas dos o
tres cuerpos, pues la Escuela Superior
de la Selva no tiene dinero para comprar más cuerpos para nuestras prácticas
médicas. Dicen que para el año que viene, tendremos que realizar las mismas
prácticas pero con láminas. Nos están negando los recursos financieros. Quieren ahogar las Escuelas Superiores Independientes.
Además, se escuchan comentarios acerca de que los estudiantes de Medicina
Integral tienen todo el apoyo financiero que necesitan, pero su nivel académico
es muy pobre. ¡Conozco a varios de esos estudiantes y cuando comparo nuestros
niveles de conocimientos y de exigencias académicas con la de ellos, considero
que esos son unos animales incompetentes! ¡No manejan las competencias mínimas
que debe poseer todo médico al graduarse! Tengo entendido que algunos de sus
profesores no son egresados superiores y no tienen la competencia mínima
necesaria para impartir clases allí. A esos estudiantes no se les permite
asistir a nuestras clases ni siquiera como oyentes. ¡Tal vez sea para que nadie
se percate de su baja preparación y escasa competencia! De hecho, ningún
estudiante que se precie, busca lograr plaza en ninguna de esas instituciones.
Allí sólo ingresan “los desahuciados”.
El joven lobo, con el rostro encendido,
regresa a su asiento.
—Obviamente –continúa el perro Tató–, están
cambiando calidad por cantidad. Como el zorro Chabestia no ha podido controlar
nuestras principales casas de estudios superiores, ha optado por la aniquilación
de éstas, negándoles los recursos que por ley les corresponden. Anteriormente, con
otros gobiernos, también se les regateaban los recursos financieros a las Instituciones Superiores
Autónomas. Esta ha sido una práctica común en nuestro bosque. Todos los
gobiernos han querido poner de rodillas a las Escuelas Superiores Independientes.
¡Todos! ¿La razón? ¡Nuestras Escuelas Superiores Autónomas nunca se han
doblegado ante ningún gobierno, independientemente de su tinte o color político!
Por fortuna, nuestras Instituciones Superiores Autónomas siempre han mantenido
una posición crítica frente a los diferentes gobiernos y de cara a los
intereses de Agua Grande. ¡Siempre han tenido que pagar por esa actitud de no
sometimiento! ¡Pero nunca habían sufrido un estrangulamiento tan fuerte y
acentuado, como en los actuales tiempos! ¡No hay dinero para esos centros de
enseñanza e investigación, ni para los hospitales públicos, pero sí hay dinero,
y muchísimo, para comprar armas, para regalar a otras selvas, para financiar a
otros gobernantes de la misma calaña de Guacamole y para comprar conciencias!
—Sin
embargo, frente a estas cosas aún tenemos opciones para luchar –asegura Tató
con firmeza–. Podemos y debemos ampliar el campo de opciones. Esto significa
abrir otras posibilidades. Carreras técnicas, por ejemplo. Atractivas y
necesarias carreras técnicas, con excelentes profesores. Con excelentes profesores
e instructores vinculados al aparato productivo de nuestra Agua Grande.
Necesitamos preparar mano de obra especializada, calificada, de cara a
emprender, sin titubeos, el desarrollo de nuestra comarca, de nuestra comunidad.
No necesitamos tantos Especialista Teóricos en Nada Útil y sí muchos
investigadores, ingenieros, técnicos y tecnólogos que puedan ganarse la vida
por sí mismo y que no necesiten convertirse en rémoras ni parásitos del Estado.
Un inteligente técnico industrial es tan útil, o más, que un ingeniero y sobre
todo muchísimo más valioso que un Inspector de letrinas Comunitarias o un
Maestro Integral que a veces no sabe ni expresarse correctamente. Un buen
técnico industrial puede lograr la misma independencia laboral y económica que
un profesional superior. ¿Tenemos animales capaces de enfrentar esos retos y triunfar?
¡Por montones! ¡Sólo necesitan una oportunidad!
¡Y esa oportunidad debe estar contemplada en un buen proyecto educativo!
Sin fines solamente electoreros, sino pensando en el bienestar de nuestra Agua
Grande y de nuestros animales.
—Si vamos a presentar unas propuestas educativas cuya mayor virtud es la
promesa de mejorar un sistema ya establecido, a sabiendas de que éste ya marcha
mal encaminado, pues, mejor dejamos las cosas como están y se acaba el cuento. Si
vamos a proponer unos cambios para que todo siga igual, pues, yo paso. No
cuenten conmigo. La educación debe formar parte de la política educativa de una
sociedad, pero nunca debe ser instrumento de la politiquería.
El loro Rocco del Pozo, hablando
pausadamente dice:
—Por favor Tató, no te cierres a seguir colaborando con nosotros en la
elaboración de estas propuestas educativas. Llevaré tus observaciones al
Comando de Campaña y se las haré llegar a la dirección de educación de nuestro
candidato. Te comprendo perfectamente y en general estoy de acuerdo contigo.
Nos veremos la próxima semana. ¿De acuerdo?
continuará.....
[1] http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/121026/axel-capriles-el-chavismo-no-es-revolucionario-es-una-fuerza-conservad
[2] Mark Twain: “Es más fácil engañar a la gente que convencerlos que han sido engañados”.
[1] http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/121026/axel-capriles-el-chavismo-no-es-revolucionario-es-una-fuerza-conservad
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