martes, 21 de julio de 2015
EL TERRIBLE LEO TÉLLEZ por Carlos G. Hernández R.
BIENVENIDOS A MI BLOG
"DESDE MI GUATEQUE"
¡PRIMERO MUERTO QUE CACATÚO!
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LEO TÉLLEZ: Nuestro segundo y hermoso gordo
"GIMNASTA INFANTIL" por Carlos G. Hernández R.
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"ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO" por Carlos G. Hernández R.
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¡PRIMERO MUERTO QUE CACATÚO!
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ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO
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En el mundo en el que vivimos, la mayoría de las veces
desconocemos la causa de los sucesos que ocurren, aunque la Física Clásica
sostiene que el universo es una especie de máquina concatenada en la cual las
mismas causas tendrán siempre los mismos efectos, y en el que si conocemos el
estado inicial de un sistema, podemos predecir prácticamente todos los estados
futuros dentro de ese mismo sistema. La Física Clásica había concebido el
universo como si fuera una gran máquina. Así, hemos creado un mundo basado en
la separación. El mundo estaría formado por una serie de objetos pequeños,
discretos y separados entre sí, que se comportan, incluidos nosotros, previsiblemente. El más separado de ellos,
era el ser humano. Estábamos fuera del universo y lo observábamos. Nuestros
cuerpos habían permanecido separados de algún modo y eran otra cosa distinta a
nosotros mismos, las mentes conscientes que realizaban la observación. Nuestra
vida -nuestra vida psíquica y espiritual- y las cosas con las que nos
encontramos en el camino, no resultaban tan fáciles de insertar dentro de este
esquema.
Se ha comprobado, con absoluta certeza, que la materia no
puede considerarse separada. Las acciones ya no han de tener una causa
observable en un espacio observable. A cierto nivel de la materia, las
partículas pueden viajar a una velocidad mayor que la velocidad de la luz. Las
partículas atómicas ya no tienen sentido en aislamiento, y sólo pueden ser
comprendidas en sus relaciones con las otras partículas del universo. En lo más
básico del mundo existe una amplia y compleja trama de relaciones interdependientes,
y eternamente indivisibles. Podemos concebir el universo como una vasta red de
partículas interactuantes, donde cada vinculación enlazaría las partículas
participantes haciendo de ellas un solo sistema cuántico. Tal vez el
ingrediente más esencial de este universo interconectado, es la Conciencia
invisible que lo observa todo. La Física Cuántica afirma que la conciencia del
observador, trae el ser al objeto
observado. Estamos creando, pues, nuestro mundo a cada minuto de cada día.
Todas las cosas en el tejido espacio-tiempo, emiten ondas, y estas ondas interactúan con
las ondas producidas por otras cosas. Se crean patrones de interferencia de
ondas. Las ondas de presión en el aire y las ondas electromagnéticas disminuyen
con la distancia, y los patrones que producen se limitan a nuestra cercanía
inmediata. Sin embargo, las ondas cuánticas (ondas que se propagan en el
dominio de la energía virtual, casi infinita, que llena el espacio cósmico), se
mueven instantáneamente sobre cualquier distancia. Estos tipos de patrones de
interferencia constituyen hologramas cuánticos, los cuales están entrelazados
–es decir, están conectados instantáneamente—. Como resultado, la información de un
holograma cuántico puede ser transferida a cualquier otro holograma cuántico.
De esta forma, un sistema que puede leer la información de un holograma tiene
acceso inmediato a la información que contienen todos los hologramas. Nuestro
cerebro, decodificador de resonancias cuánticas, puede en principio, capturar la
información de cualquier cosa y de todo lo que crea una onda de interferencia
cuántica en el universo”.
Uno de los aspectos más importantes de las ondas, es que son
codificadoras y portadoras de información. Cuando dos ondas están en fase, es
decir, cuando se superponen, lo que técnicamente
se denomina como “Interferencia”, su amplitud combinada es mayor que la
amplitud de cada onda individual. En consecuencia, la señal se hace más fuerte.
Este intercambio o impresión de información se conoce como “interferencia
constructiva”. Por el contrario, si las
dos ondas se anulan —ondas que son iguales y coinciden perfectamente los picos
de una, con los valles de la otra—, entonces, la suma de las amplitudes se hace
cero y por lo que tanto se cancelan, se
anulan. El proceso se llama “Interferencia Destructiva”. Una vez que han interactuado, cada onda
contiene información de la otra en forma de energía codificada, además de toda
la información que ya contenía anteriormente.
Los patrones de interferencia equivalen a una constante acumulación de
información. Las ondas tienen una capacidad de acumulación de información
prácticamente infinita. Esto es lo que ocurre en el campo cuántico.
Si toda la materia subatómica del universo está
interactuando constantemente con este campo energético ambiental básico,
entonces, las ondas subatómicas del campo están imprimiendo constantemente un
registro de las formas de todas las cosas. Como precursor e impresor de todas
las longitudes de ondas y de todas las frecuencias, el Campo Punto Cero es una
especie de sombra del universo a lo largo del tiempo, es decir, su imagen en el
espejo y un registro de todo lo que ha sido. El vacío es el principio y el fin
de cada cosa en el universo.
Las partículas y los átomos de nuestro cuerpo están
entrelazadas. Es decir, reciben y transmiten información no sólo de forma
bioquímica, sino a través del proceso conocido como “resonancia cuántica de
fase conjugada”. Este es un término usado por los físicos para describir las
partículas que están entrelazadas no-localmente. Gracias a la existencia de
esta forma ultra veloz, ultra sutil, y extremadamente eficiente de transmitir
información, es que podemos mantenernos vivos. En nuestro cuerpo, esta
conflagración de señales se transmiten a mayor velocidad que la de la luz en
una dinámica aparentemente caótica, pero que mantiene la coherencia de un
sistema integral. Nuestro mismo ADN parece comunicarse entre sí, transmitiendo
la información de nuestro cuerpo en forma “telepática”, es decir entrelazada
cuánticamente. Dentro de nuestro cuerpo se da permanentemente lo que Einstein
llamaba “acción fantasmal a distancia”, el fantasma de la conexión cósmica que
espantaba al gran físico alemán.
El Teorema de Bell explica así el entrelazamiento cuántico:
“Dos partículas que han interactuado entre sí, permanecen vinculadas de algún
modo, y constituyen partes de un mismo sistema invisible”.
La Física y la Biología Cuántica actual, muestran que el
cuerpo es también un sistema cuántico macroscópico. Se suponía que, aunque
estamos compuestos íntegramente por estas partículas o quantums, los sistemas
cuánticos solo existían en niveles submicroscópicos, donde los quantums están
en un nivel de coherencia en el que pueden sincronizarse entre sí. Pero nuevas
teorías y experimentos, muestran que es posible que redes de quantums y
moléculas, específicamente organizadas —en las que las partículas están
entrelazadas—, sean suficientemente robustas para mantener una coherencia
cuántica a dimensiones macroscópicas, (aunque no a temperaturas ordinarias).
Al nivel más fundamental, los seres vivos somos, y nos
comportamos, como paquetes de energía cuántica intercambiando información
constantemente con ese inextinguible mar de energía. Todas las cosas vivas
emitimos radiaciones energéticas: todos nuestros procesos biológicos se transfieren por medio de ese intercambio
de información a nivel cuántico. Incluso, el pensar, el sentir y todas las
otras funciones cognitivas superiores, tienen que ver con esa información
cuántica pulsando simultáneamente a través de nuestro cuerpo y de nuestros
cerebros. En la teoría de campos cuánticos, la energía del Punto Cero es un
sinónimo de la energía del vacío o de la energía oscura, una cantidad de
energía que se asocia con la vacuidad del espacio vacío. En Cosmología, la
energía del vacío es tomada como la base para la constante cosmológica.
La Teoría del Vacío Cuántico cambia nuestros conceptos
acerca del mundo. Rige las relaciones entre la materia y la Conciencia y está
relacionado con mundos sutiles y una realidad superior; todo ello juega un
papel importante en la evolución de la materia y en la comprensión de nuestra
existencia. En los primerísimos instantes de vida de nuestro universo, este
vacío primordial dio lugar al nacimiento de las primeras partículas de materia
y de luz. Por esta razón se dice que la masa es una estructura condensada de la
energía contenida en el vacío. Es un potencial generador de todo lo observable;
es la fuente de origen de todos los campos conocidos: electromagnético,
gravitatorio y campos nucleares.
Con sus funciones de sistema cuántico, nuestro cerebro puede
recibir información no solo de los sentidos sino directamente del mundo con el
que está entrelazado –conectado de manera no-local. Esto es una teoría para
explicar, evidentemente, los procesos conocidos como extrasensoriales o
paranormales, el psiquismo –clarividencia, telepatía, etc.- y el chamanismo
–generalmente ligado a la sanación y a la comunicación gnóstica con las plantas
y los animales. Ervin Lazlo afirma que la percepción cuántica del mundo es tan
real como la percepción sensorial ordinaria.
En el mundo en el que vivimos, la mayoría de las veces
desconocemos la causa de los sucesos que ocurren, aunque la Física Clásica
sostiene que el universo es una especie de máquina concatenada en la cual las
mismas causas tendrán siempre los mismos efectos, y en el que si conocemos el
estado inicial de un sistema, podemos predecir prácticamente todos los estados
futuros dentro de ese mismo sistema. La Física Clásica había concebido el
universo como si fuera una gran máquina. Así, hemos creado un mundo basado en
la separación. El mundo estaría formado por una serie de objetos pequeños,
discretos y separados entre sí, que se comportan, incluidos nosotros, previsiblemente. El más separado de ellos,
era el ser humano. Estábamos fuera del universo y lo observábamos. Nuestros
cuerpos habían permanecido separados de algún modo y eran otra cosa distinta a
nosotros mismos, las mentes conscientes que realizaban la observación. Nuestra
vida -nuestra vida psíquica y espiritual- y las cosas con las que nos
encontramos en el camino, no resultaban tan fáciles de insertar dentro de este
esquema.
Se ha comprobado, con absoluta certeza, que la materia no
puede considerarse separada. Las acciones ya no han de tener una causa
observable en un espacio observable. A cierto nivel de la materia, las
partículas pueden viajar a una velocidad mayor que la velocidad de la luz. Las
partículas atómicas ya no tienen sentido en aislamiento, y sólo pueden ser
comprendidas en sus relaciones con las otras partículas del universo. En lo más
básico del mundo existe una amplia y compleja trama de relaciones interdependientes,
y eternamente indivisibles. Podemos concebir el universo como una vasta red de
partículas interactuantes, donde cada vinculación enlazaría las partículas
participantes haciendo de ellas un solo sistema cuántico. Tal vez el
ingrediente más esencial de este universo interconectado, es la Conciencia
invisible que lo observa todo. La Física Cuántica afirma que la conciencia del
observador, trae el ser al objeto
observado. Estamos creando, pues, nuestro mundo a cada minuto de cada día.
Todas las cosas en el tejido espacio-tiempo, emiten ondas, y estas ondas interactúan con
las ondas producidas por otras cosas. Se crean patrones de interferencia de
ondas. Las ondas de presión en el aire y las ondas electromagnéticas disminuyen
con la distancia, y los patrones que producen se limitan a nuestra cercanía
inmediata. Sin embargo, las ondas cuánticas (ondas que se propagan en el
dominio de la energía virtual, casi infinita, que llena el espacio cósmico), se
mueven instantáneamente sobre cualquier distancia. Estos tipos de patrones de
interferencia constituyen hologramas cuánticos, los cuales están entrelazados
–es decir, están conectados instantáneamente—. Como resultado, la información de un
holograma cuántico puede ser transferida a cualquier otro holograma cuántico.
De esta forma, un sistema que puede leer la información de un holograma tiene
acceso inmediato a la información que contienen todos los hologramas. Nuestro
cerebro, decodificador de resonancias cuánticas, puede en principio, capturar la
información de cualquier cosa y de todo lo que crea una onda de interferencia
cuántica en el universo”.
Uno de los aspectos más importantes de las ondas, es que son
codificadoras y portadoras de información. Cuando dos ondas están en fase, es
decir, cuando se superponen, lo que técnicamente
se denomina como “Interferencia”, su amplitud combinada es mayor que la
amplitud de cada onda individual. En consecuencia, la señal se hace más fuerte.
Este intercambio o impresión de información se conoce como “interferencia
constructiva”. Por el contrario, si las
dos ondas se anulan —ondas que son iguales y coinciden perfectamente los picos
de una, con los valles de la otra—, entonces, la suma de las amplitudes se hace
cero y por lo que tanto se cancelan, se
anulan. El proceso se llama “Interferencia Destructiva”. Una vez que han interactuado, cada onda
contiene información de la otra en forma de energía codificada, además de toda
la información que ya contenía anteriormente.
Los patrones de interferencia equivalen a una constante acumulación de
información. Las ondas tienen una capacidad de acumulación de información
prácticamente infinita. Esto es lo que ocurre en el campo cuántico.
Si toda la materia subatómica del universo está
interactuando constantemente con este campo energético ambiental básico,
entonces, las ondas subatómicas del campo están imprimiendo constantemente un
registro de las formas de todas las cosas. Como precursor e impresor de todas
las longitudes de ondas y de todas las frecuencias, el Campo Punto Cero es una
especie de sombra del universo a lo largo del tiempo, es decir, su imagen en el
espejo y un registro de todo lo que ha sido. El vacío es el principio y el fin
de cada cosa en el universo.
Las partículas y los átomos de nuestro cuerpo están
entrelazadas. Es decir, reciben y transmiten información no sólo de forma
bioquímica, sino a través del proceso conocido como “resonancia cuántica de
fase conjugada”. Este es un término usado por los físicos para describir las
partículas que están entrelazadas no-localmente. Gracias a la existencia de
esta forma ultra veloz, ultra sutil, y extremadamente eficiente de transmitir
información, es que podemos mantenernos vivos. En nuestro cuerpo, esta
conflagración de señales se transmiten a mayor velocidad que la de la luz en
una dinámica aparentemente caótica, pero que mantiene la coherencia de un
sistema integral. Nuestro mismo ADN parece comunicarse entre sí, transmitiendo
la información de nuestro cuerpo en forma “telepática”, es decir entrelazada
cuánticamente. Dentro de nuestro cuerpo se da permanentemente lo que Einstein
llamaba “acción fantasmal a distancia”, el fantasma de la conexión cósmica que
espantaba al gran físico alemán.
El Teorema de Bell explica así el entrelazamiento cuántico:
“Dos partículas que han interactuado entre sí, permanecen vinculadas de algún
modo, y constituyen partes de un mismo sistema invisible”.
La Física y la Biología Cuántica actual, muestran que el
cuerpo es también un sistema cuántico macroscópico. Se suponía que, aunque
estamos compuestos íntegramente por estas partículas o quantums, los sistemas
cuánticos solo existían en niveles submicroscópicos, donde los quantums están
en un nivel de coherencia en el que pueden sincronizarse entre sí. Pero nuevas
teorías y experimentos, muestran que es posible que redes de quantums y
moléculas, específicamente organizadas —en las que las partículas están
entrelazadas—, sean suficientemente robustas para mantener una coherencia
cuántica a dimensiones macroscópicas, (aunque no a temperaturas ordinarias).
Al nivel más fundamental, los seres vivos somos, y nos
comportamos, como paquetes de energía cuántica intercambiando información
constantemente con ese inextinguible mar de energía. Todas las cosas vivas
emitimos radiaciones energéticas: todos nuestros procesos biológicos se transfieren por medio de ese intercambio
de información a nivel cuántico. Incluso, el pensar, el sentir y todas las
otras funciones cognitivas superiores, tienen que ver con esa información
cuántica pulsando simultáneamente a través de nuestro cuerpo y de nuestros
cerebros. En la teoría de campos cuánticos, la energía del Punto Cero es un
sinónimo de la energía del vacío o de la energía oscura, una cantidad de
energía que se asocia con la vacuidad del espacio vacío. En Cosmología, la
energía del vacío es tomada como la base para la constante cosmológica.
La Teoría del Vacío Cuántico cambia nuestros conceptos
acerca del mundo. Rige las relaciones entre la materia y la Conciencia y está
relacionado con mundos sutiles y una realidad superior; todo ello juega un
papel importante en la evolución de la materia y en la comprensión de nuestra
existencia. En los primerísimos instantes de vida de nuestro universo, este
vacío primordial dio lugar al nacimiento de las primeras partículas de materia
y de luz. Por esta razón se dice que la masa es una estructura condensada de la
energía contenida en el vacío. Es un potencial generador de todo lo observable;
es la fuente de origen de todos los campos conocidos: electromagnético,
gravitatorio y campos nucleares.
Con sus funciones de sistema cuántico, nuestro cerebro puede
recibir información no solo de los sentidos sino directamente del mundo con el
que está entrelazado –conectado de manera no-local. Esto es una teoría para
explicar, evidentemente, los procesos conocidos como extrasensoriales o
paranormales, el psiquismo –clarividencia, telepatía, etc.- y el chamanismo
–generalmente ligado a la sanación y a la comunicación gnóstica con las plantas
y los animales. Ervin Lazlo afirma que la percepción cuántica del mundo es tan
real como la percepción sensorial ordinaria.
"EL BIG BANG MODERNO" por Carlos G. Hernández R.
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