viernes, 28 de agosto de 2009

DISYUNTIVA PARA LOS VENEZOLANOS:¿ILOTAS O CIUDADANOS?

DISYUNTIVA PARA LOS VENEZOLANOS: ¿ILOTAS O CIUDADANOS?
En la Grecia antigua existían varias clases sociales. LOS ILOTAS pertenecían a la clase más baja de las cuatro clases sociales existentes entre los espartanos, y no tenían derechos civiles o políticos. Eran propiedad del ESTADO; el cual les asignaba trabajos tales como las labores agrícolas o les cedía como criados domésticos a los ciudadanos espartanos o eran destinados a cualquier tipo de actividad que el Estado dispusiera (¿Este no es el deseo del inquilino de Miraflores?). A LOS ILOTAS se les exigía producir una cantidad determinada cada año para sus dueños, quedándose para sí sólo lo que producían en exceso (¿Esto no es lo que subyace en el fondo de la Ley de Tierras impuesta por el gobierno nacional?). LOS ILOTAS podían ser liberados o vendidos sólo por el ESTADO. En tiempos de guerra eran usados como soldados o como remeros en las galeras (¿Soldados o “médicos” o “maestros” o “técnicos” o “expertos de inteligencia” cubanos en Venezuela, Angola, Granada, Mozambique, etc.?). Formaban una clase numerosa y descontenta, y el temor a una sublevación hizo que los dirigentes espartanos les mantuvieran bajo la ignorancia y sobre todo bajo un despiadado y riguroso control militar (¿Así no es como Fidel Castro maneja a los cubanos?.... ¿No esto lo que desea lograr en Venezuela nuestro gallináceo y estulto líder bolivariano?). LOS ILOTAS, a quienes se les incentivaban todo tipo de vicios como la droga y el alcohol eran mantenidos por el Estado desposeídos de todos sus derechos de ciudadano. LOS ILOTAS vivían borrachos, en la más abyecta promiscuidad sexual, hacinados en viviendas insalubres. Su supervivencia dependía total y absolutamente de la misericordia del ESTADO (¿MISIONES?) o de los particulares espartanos.
Incentivado todo esto por los espartanos esclavistas para envilecerlos e inhabilitarlos, de tal manera que no pudiesen organizarse y luchar; a la vez que se esforzaban por mantener a los esclavos en la sumisión, en la ignorancia y el embrutecimiento mediante el terror y la embriaguez (¿Abunda el licor en la concentraciones chavistas?). Los ponían de ejemplo a sus jóvenes ciudadanos para que rechazaran todas esas prácticas, pues esos vicios habían privado a LOS ILOTAS de tal grado de la dignidad humana, que sólo mirarlos provocaba repulsa en los ciudadanos espartanos y en los visitantes extranjeros. (¿No se parece esto a la actual división entre venezolanos?)
Por otro lado, para los griegos la polis o ciudad (sitio donde habitan LOS CIUDADANOS) no es únicamente el centro político, económico, religioso y cultural, sino un ideal de vida, la forma más perfecta de sociedad civil. En ella se integran de forma armónica los intereses del individuo (CIUDADANO) con el ESTADO, gracias a La LEY, y con la COMUNIDAD, mediante la participación del CIUDADANO en los asuntos públicos (¿DEMOCRACIA?). En definitiva, la ciudad es un elemento distintivo del hombre civilizado.
Aristóteles afirmó que: “El hombre que, naturalmente y no por azar, no viva en la polis (ciudad) es infrahumano o sobrehumano”. Entendiéndose esto como el comportamiento y accionar de un CIUDADANO: esto es, participar activamente en los asuntos de la vida ciudadana; elegir libremente a sus gobernantes; opinar y que sus opiniones sean escuchadas y tomadas en cuenta; respetar y hacer cumplir las leyes; contribuir con el sostenimiento, manejo y defensa de la polis.
El nacimiento de la polis es fruto de un largo proceso. Al principio, los habitantes de la Hélade vivían dispersos en aldeas, organizados en torno a vínculos de sangre, pero poco a poco las polis se convirtieron en una comunidad política con leyes e instituciones propias en la que sus habitantes ejercían una intensa vida cívica, mas importante para el ciudadano que la vida privada, refrendando así la máxima de Aristóteles de que el hombre es un animal político.
Para los antiguos griegos, el concepto de ciudad-Estado presenta una diferencia sustancial con la idea moderna de nación: para los griegos, la polis (CIUDAD) no se identifica con un territorio sino con el conjunto de sus CIUDADANOS, por eso, aunque se hubiese perdido el territorio en alguna contienda, si el cuerpo cívico había sobrevivido y podía rehacer sus tradiciones ciudadanas en otro lugar, consideraban que la polis estaba a salvo.
Observando lo que ha venido ocurriendo en Venezuela durante los últimos años, podemos pensar que también tenemos en nuestro país, al menos dos clases sociales bien diferenciadas, no en el sentido estrictamente económico, pero sí en el sentido de lo que significa el concepto de POLÍTICA en su sentido más amplio y universal.
El gobierno nacional ha ido aprobando un conjunto de leyes en contra de la opinión de un amplio sector de la población venezolana. Las últimas de esas leyes son La Ley de Tierras Urbanas y, principalmente, la nueva Ley Orgánica de Educación (LOE); que han levantado un enorme sentimiento de rechazo y que tal vez sea el origen de grandes disturbios y protestas estudiantiles al reanudarse las clases escolares en el país. Soslayando el articulado de la LOE, el sólo hecho de haber sido aprobada tan rápidamente, sin mayor análisis o discusión; en época de vacaciones escolares; sin la debida consulta a todos los sectores del país y por ende sin el debido consenso nacional, o lo que es lo mismo, de espaldas a los intereses del país, es de esperar días difíciles y aciagos en nuestra querida Venezuela cuando se reanuden las actividades escolares. Para ejemplo, lo ocurrido en Caracas los últimos días, donde el gobierno ha tenido que apelar, una vez más, a su gran maquinaria de violencia y represión.
¿Quién protestará por la implantación de una ley a todas luces ideologizante; a todas luces contraria a los preceptos constitucionales; una ley hecha a la medida para favorecer un proyecto político fracasado, desfasado con la realidad actual y contrario a nuestra idiosincrasia y a nuestros valores culturales? ¿Será acaso el habitante de las zonas marginales cuyo mundo se reduce, lamentablemente, a sobrevivir día a día en medio de la inseguridad y de las carencias más crudas que se puedan imaginar? ¿Saldrá a protestar a la calle aquel venezolano cuyos hijos son los que alimentan las cifras de la deserción escolar en Venezuela y que el gobierno nacional oculta o manipula descaradamente? ¿Saldrá a protestar aquel venezolano que, para vergüenza nacional, casi que no le importa si sus hijos estudian o no estudian, pero que cree a pies juntillas todo lo que emana de la soez boca presidencial? ¿Protestará aquel venezolano que acepta, casi con indiferencia, que el destino de su prole es el mundo de la prostitución, de las drogas o la delincuencia? ¿Saldrá a protestar a la calle la mujer venezolana madre de varios hijos, tal vez de varios padres que sólo ven en la escuela un medio de quitarse de encima, aunque sea por varias horas al hijo que tanto trabajo le cuesta controlar? ¿Saldrá a la calle a protestar aquella persona que se conforma con la miserable dádiva con que lo mantiene enajenado el gobierno chavista? ¿Saldrá a la calle aquel venezolano sometido al bombardeo publicitario e ideologizante a través de los medios de comunicación afectos al gobierno nacional? ¿Rechazará la nueva LOE aquel venezolano que asombrosamente aún mantiene un fuerte apoyo a la figura del lamentable mandatario nacional? ¿Protestará aquel venezolano que aún no se entera de la destrucción de las instituciones del país para no hablar de la destrucción o desmantelamiento del aparato productivo de la nación o del reparto de las riquezas nacionales a personas y/o países que soban y endulzan el ego del inefable líder narcisista castro comunista de la revolución bolivariana? ¿Saldrá a protestar aquel venezolano cuya ignorancia y embrutecimiento es la base y el sostén de un gobierno tan nefasto como el que tenemos? ¿Están LOS ILOTAS venezolanos en capacidad de protestar por algo?
Saldremos a la calle y protestaremos con todos los medios a nuestro alcance, las personas con un fuerte sentimiento democrático y con un profundo sentido de la ciudadanía. Protestaremos con todo lo que tengamos aquellas personas que aman a Venezuela. Que quieren lo mejor para sus hijos y para los hijos de los demás. Protestaremos, y no nos callarán, los que creamos en una Venezuela mejor; en una educación cónsona con los tiempos y las necesidades reales de nuestra nación, que nos permita dar un paso al frente y que nos lleve al desarrollo integral del país. Es decir: ¡¡PROTESTAREMOS LOS CIUDADANOS!!
Tengamos presentes que a diferencia de la sociedad griega de aquel entonces, en nuestro país, LOS ILOTAS están insertos en todos los estratos de la sociedad. Que para ser ILOTA, que es lo contrario a ser CIUDADANO, no es necesario pertenecer al lumpen de nuestra sociedad. Se puede vivir en La Lagunita Country Club o en alguna otra zona selecta de la capital, y tener alma, corazón y mente de ILOTA. El propio líder de la revolución, además de sus seguidores más conspicuos, son un digno ejemplo de lo que nos ocupa.
Pertenecer a las clases populares no significa pertenecer a la clase de LOS ILOTAS (¡¡ A MUCHA HONRA !!) Un altísimo porcentaje de los habitantes de los sectores populares del país poseemos un profundo sentido de la ciudadanía y poco a poco nos vamos sacudiendo del encantamiento que nos provocó el verbo encendido y soez del Supermán de Sabaneta. Son gente que creen en el trabajo honrado y en el esfuerzo propio. Gente que sabe que sólo con esfuerzo propio y sostenido se puede progresar. Gente que es capaz de valerse por sus propios medios. Gente que no se sienta a esperar a que el gobierno le arroje un mendrugo de pan para poder comer y a cambio tienen que responder a las convocatorias oficiales para demostrar un pseudo apoyo popular a este esperpento de gobierno. Son gente que una vez creímos tontamente en la palabra de un hombre falso y traidor a toda norma y principio ético, cuyo único mérito ha sido sacar a relucir lo peorcito del alma venezolana. Son gentes que están conscientes de que no se puede crear prosperidad desalentando las iniciativas propias. Son gentes que están claras en el hecho de que no se puede forjar el carácter de un hombre, quitándole su independencia, su libertad y su iniciativa